viernes, 29 de octubre de 2010

El Retrato de Dorian Gray

Enésima versión de la novela de Oscar Wilde, es sin embargo un estudio frío y desapasionado de lo que debería ser una situación desesperada y apasionante.

En esta película, Dorian Gray regresa al Londres de finales de siglo para tomar posesión de la herencia de su abuelo, maltratador y malvado. Allí conoce a Basil, un pintor, y a su primo Henry, un hedonista templado. Tras caer en la influencia de Henry, Dorian se va sumergiendo en una espiral de decadencia (representada prácticamente como único elemento el sexo). Pero él no envejece, sino que lo hace un cuadro pintado por Basil.

Adolece esta película de una clara falta de ritmo. Para empezar, la película comienza con Dorian Gray matando a alguien y deshaciéndose luego del cadáver. Luego la acción se sitúa un año antes, con la llegada de un pardillo Dorian a Londres.

La película pega entonces un acelerón, con el pintar del cuadro, la amistad de Basil y de Henry. Y es éste quien le introduce en los vicios y decadencia. Que están representados por la prostitución y el sexo. Y no hay nada más. No queda nada claro del motivo de su ruptura con Sybil, ni el por qué ésta decide tirarse al río. No siente remordimientos, ni se siente afectado por lo pasado.

Y así, la película muestra a un Dorian que pasa de ser un pardillo a cumplir las culminaciones de sus deseos más sádicos y violentos, mientras que es el cuadro el que muestra sus desgracias. Al contrario que en el libro, el cuadro simplemente se va haciendo más repulsivo, sin llegar a mostrar realmente cuáles son esos defectos de Dorian.

Igualmente, cuando Dorian regresa de un viaje, no ha envejecido nada y nadie le cuestiona. Llega de nuevo a la vida de Henry, y conoce a la hija de éste, que cae rendida a sus pies. Pero ahora Dorian (sin motivo alguno) quiere volver a ser bueno. No queda muy claro realmente si puede cambiar, porque intenta matar a Henry cuando éste descubre el cuadro.

Así, con unos altibajos tremendos y sin mostrar nada de pasión por la película, transcurre esta pérdida de tiempo... aunque alguna escena puede salvarse. no entra de lleno en el drama de Dorian, ni en el terror de sus actos, ni en la crítica que existía en la novela original... No entra de lleno en nada, quedándose en un espectáculo vacío.

Valoración:

miércoles, 27 de octubre de 2010

Return to House on Haunted Hill

Mientras que la primera parte (remake de 1.999 de otra película de los años 50, con Vincent Price al frente del reparto) se dejaba ver (un comienzo muy bueno y un final ligeramente decepcionante), esta segunda parte pierde todas las ventajas de la primera y hace hincapié en sus defectos.

En primer lugar, no tenemos a nadie del reparto original, ni siquiera a los supervivientes, pues una se suicida/es suicidada fuera de cámara y al otro ni siquiera se le nombra, como tampoco se nombra al millón de dólares que teóricamente ganaron.

La protagonista en esta ocasión es la hermana de la suicidada, sin personalidad ni carisma ninguno que, junto con su novio, descubren un diario del doctor malvado que llevaba la casa cuando era un psiquiátrico. Añadimos al cóctel un historiador obsesionado con una reliquia medieval (la estatua de Bathomet), su ayudante sarcástico y su novia estudiante buenorra. Y, para aderezarlo todo, un grupo de mercenarios (tipo duro, otro tipo duro, un tipo duro más, el jefe de los tipos duros y una tipa dura) quieren conseguir el ídolo para venderlo por 5 millones (cuatro más que en la primera parte).

En la (aburrida) primera media hora se limitan a presentarnos los personajes y a hacerlos llegar a la casa. Uno piensa que lo interesante comienza ahora, pero no es así. Los dos grupos se encuentran, descubrimos que la novia buenorra está con los malos, la casa comienza a cerrarse, y uno de los mercenarios muere.

Luego mueren más mercenarios, el jefe enloquece (un poco más), intentan escapar, y ya está. No hay mucho más, no tiene interés seguir lo que va sucediendo en pantalla y es fácil distraerse (sobre todo si no estás en el cine). La película dura una hora y veinte minutos, y gran parte del metraje son diálogos delirantes (el de la novia buenorra y el profesor se lleva la palma) o escenas de la muerte de los internos. Quizás (y sólo quizás) se salve la escena en el estanque de agua helada... que consigue causar un ligero desasosiego.

Sustos, eso sí, ninguno

Y al final de los títulos de crédito, una pareja encuentra el famoso ídolo en la playa.

Es una película que, por su estructura, metraje, estilo y los desnudos frontales femeninos sin relevancia alguna podría haber sido hecha perfectamente en los '80... como película de serie B.

Valoración: