miércoles, 27 de octubre de 2010

Return to House on Haunted Hill

Mientras que la primera parte (remake de 1.999 de otra película de los años 50, con Vincent Price al frente del reparto) se dejaba ver (un comienzo muy bueno y un final ligeramente decepcionante), esta segunda parte pierde todas las ventajas de la primera y hace hincapié en sus defectos.

En primer lugar, no tenemos a nadie del reparto original, ni siquiera a los supervivientes, pues una se suicida/es suicidada fuera de cámara y al otro ni siquiera se le nombra, como tampoco se nombra al millón de dólares que teóricamente ganaron.

La protagonista en esta ocasión es la hermana de la suicidada, sin personalidad ni carisma ninguno que, junto con su novio, descubren un diario del doctor malvado que llevaba la casa cuando era un psiquiátrico. Añadimos al cóctel un historiador obsesionado con una reliquia medieval (la estatua de Bathomet), su ayudante sarcástico y su novia estudiante buenorra. Y, para aderezarlo todo, un grupo de mercenarios (tipo duro, otro tipo duro, un tipo duro más, el jefe de los tipos duros y una tipa dura) quieren conseguir el ídolo para venderlo por 5 millones (cuatro más que en la primera parte).

En la (aburrida) primera media hora se limitan a presentarnos los personajes y a hacerlos llegar a la casa. Uno piensa que lo interesante comienza ahora, pero no es así. Los dos grupos se encuentran, descubrimos que la novia buenorra está con los malos, la casa comienza a cerrarse, y uno de los mercenarios muere.

Luego mueren más mercenarios, el jefe enloquece (un poco más), intentan escapar, y ya está. No hay mucho más, no tiene interés seguir lo que va sucediendo en pantalla y es fácil distraerse (sobre todo si no estás en el cine). La película dura una hora y veinte minutos, y gran parte del metraje son diálogos delirantes (el de la novia buenorra y el profesor se lleva la palma) o escenas de la muerte de los internos. Quizás (y sólo quizás) se salve la escena en el estanque de agua helada... que consigue causar un ligero desasosiego.

Sustos, eso sí, ninguno

Y al final de los títulos de crédito, una pareja encuentra el famoso ídolo en la playa.

Es una película que, por su estructura, metraje, estilo y los desnudos frontales femeninos sin relevancia alguna podría haber sido hecha perfectamente en los '80... como película de serie B.

Valoración:

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