Miró el móvil. Era otra vez su novia. Lo cogió, rechazó la llamada y lo lanzó de nuevo sobre el abrigo. Volvió a sonar. Lo miró. Lo cogió, rechazó la llamada, perdió el control del coche y cayó desde lo alto del puente. El móvil volvió a sonar, pero ya no pudo oírlo.
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